Y llegó Setiembre
Y el mes de Agosto se consumió al final con un calor de espanto desplazando esos días otoñales que en sus mediados, casi nos hace soñar con un verano mas fresquito, pero no fue así y entre estas situaciones meteorológicas, pasamos las fiestas de este nuestro patrón San Bartolo entre sones del pasodoble de nuestro pueblo y ese grupo tan de moda impuesto por las nuevas tecnologías que se empeñan en hacer “un corrá”, a fuerza de milloncetes de dineros públicos.
Lo que si se ha notado es la ausencia de muchos concejales en este maremagno de actividades y eventos, mas o menos afortunados, que nos han organizado nuestros representantes políticos, el único y aunque con la inexperiencia propia de hacerlo por primera vez que ha dado la talla, ha sido el concejal de festejos, que bajo mi entender, estos meses si se ha ganado el sueldo que a veces tanto le hemos criticado, a los demás ediles y asesores oportunos, no podemos decirle que se les ha visto el plumero y mucho menos al asesor de policía, que supongo que con sus previsiones tan acertadas de orden público, (ya se han visto en estas fiestas lo tranquilas que han sido), estará orgulloso de los medios de los cuales ha dispuesto para que todo el pueblo este libre de malhechores, sinvergüenzas y camorristas. (Que desgraciadamente es lo que ha abundado y hemos tenido que sufrir).
Pero miremos lo positivo y es, que como todos los años el pueblo se echa a la calle, que es capaz de aguardar colas para sentarse en el mercantil o el centro, por que las mesas están ocupadas por foráneos, forasteros o cara duras como si de otro bar público se tratara, o pagar tres euros mas o menos por cada vez que el hijo o el nieto que nos corresponde, se nos quiere montar en los cacharritos..., ah perdonad, que esto es negativo, otra vez me voy por el terreno abrupto de los placeres festivaleros.
Entonces me quedaré con mi gente, con los que vinieron a recordar sus raíces, con las dianas que me recuerdan mi juventud, con la banda de Nerva tocando su pasodoble que incansablemente tocan con orgullo, con los churros, aunque muy caros, de la madrugada, con el ruido de las tómbolas y con San Bartolo, aunque no sea creyente, paseando por sus calles con esa espada cortando la cabeza de la injusticia.
Y a esperar otro San Bartolo que seguro que esto ultimo se seguirá repitiendo esté quien esté, lo organice como lo organice y sea quien sea el que habite en el edificio grande.
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